Créditos de carbono: Cómo el nuevo ciclo regulatorio abre oportunidades estratégicas para las empresas en Brasil
- Laís Víctor

- hace 15 horas
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Por Laís Víctor – Especialista en energías renovables y Directora Ejecutiva de Alianzas
El debate sobre carbono dejó de pertenecer exclusivamente al ámbito ambiental. Hoy forma parte do núcleo das decisões corporativas, influenciando inversiones, acceso a mercados internacionales, costo de capital y la competitividad de largo plazo.

En un escenario global marcado por exigencias crecientes de reducción de emisiones, el carbono se consolidó como un activo económico capaz de generar valor o, por el contrario, aumentar riesgos financieros y reputacionales.
Brasil inicia una etapa decisiva con la creación del Sistema Brasileño de Comercio de Emisiones (SBCE), establecido por la Ley Nº 15.042 de diciembre de 2024. Lejos de ser una formalidad regulatoria, el SBCE marca una reorganización estructural que impacta directamente a los sectores productivos, a la dinámica de inversiones y al posicionamiento del país dentro de la nueva economía de bajas emisiones.
Las empresas que aún tratan la gestión de carbono como un tema secundario corren un riesgo creciente: perder espacio en cadenas globales que ya exigen reducciones verificables, mensurables y auditables.
Tras años analizando este mercado, todavía observo una confusión generalizada sobre su funcionamiento y, en especial, sobre cómo puede generar valor real para las empresas. Estamos frente a un punto de inflexión. Quienes comprendan esto ahora construirán una ventaja competitiva duradera.
Del mercado voluntario al regulado: el cambio que redefine el sector en Brasil
Durante más de una década, Brasil participó principalmente en el mercado voluntario de carbono, impulsado por estándares como Verra, Gold Standard y ART/TREES. El país se consolidó como un actor global relevante en proyectos basados en soluciones naturales, especialmente forestales y agropecuarios.
Sin embargo, el mercado voluntario también enfrentó cuestionamientos crecientes a partir de 2023, especialmente relacionados con la integridad ambiental, la trazabilidad y la transparencia de algunos proyectos. Esto aceleró la necesidad de mayor gobernanza y reglas claras.
En este contexto emerge el SBCE, un mecanismo que aproxima al país a modelos ya adoptados en la Unión Europea, California y Corea del Sur. Su diseño se sustenta en tres pilares:
Monitoreo, reporte y verificación obligatorios (MRV) para sectores intensivos en emisiones.
Metas legales de reducción, cada vez más estrictas.
Créditos de emisiones comercializables, permitiendo el cumplimiento mediante reducción propia o compra de créditos.
Según el Banco Mundial, existen más de 70 instrumentos de fijación de precio al carbono en funcionamiento en el mundo, cubriendo alrededor del 20% de las emisiones globales. Brasil se incorpora a este grupo con una ventaja significativa: un portafolio natural y tecnológico capaz de cumplir metas y, además, generar excedentes económicos.
Entre sus principales activos destacan:
una matriz eléctrica mayoritariamente renovable
agricultura de bajo carbono
extensas áreas de bosques tropicales
un sector de biocombustibles consolidado
iniciativas de eficiencia energética
innovación creciente en tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCUS)
Todo esto posiciona al país no solo como participante, sino como potencial exportador de soluciones climáticas.
La oportunidad que muchas empresas aún no ven
Para muchas organizaciones, el mercado de carbono sigue siendo un tema regulatorio o un requisito ambiental. Pero esta percepción limita una oportunidad estratégica.
Una gestión inteligente del carbono puede:
reducir costos operativos mediante eficiencia
generar nuevas fuentes de ingreso
fortalecer la reputación ESG
mejorar el acceso a financiamiento verde
aumentar la competitividad en cadenas globales cada vez más exigentes
Estudios de McKinsey muestran que las empresas con estrategias de descarbonización coherentes tienen más del doble de probabilidades de atraer inversión internacional. A la vez, el CDP indica que grandes multinacionales ya están excluyendo proveedores sin transparencia en emisiones.
El carbono dejó de ser un diferencial. Pasó a ser un criterio básico de permanencia en el mercado.
El rol del sector privado en la consolidación del nuevo mercado
Ningún mercado regulado nace maduro. Su desarrollo depende, en gran medida, de la participación activa de las empresas.
Independientemente del tamaño, las organizaciones necesitan seguir un camino progresivo:
Elaborar un inventario de emisiones preciso y consistente.
Identificar oportunidades internas de reducción.
Estructurar proyectos elegibles para la generación de créditos.
Integrar el carbono a la estrategia corporativa.
La experiencia europea demuestra que quienes reaccionaron tarde terminaron sujetos a costos mayores y mayor dependencia de créditos externos.
La Agencia Internacional de Energía refuerza este patrón: las empresas que inician la descarbonización antes de la obligatoriedad reducen significativamente sus costos futuros de cumplimiento. Anticiparse no es solo una decisión ambiental; es una ventaja económica.
Del conocimiento a la acción: la urgencia del próximo paso
Brasil ya muestra avances concretos. En 2025, se publicaron más de 1.300 inventarios corporativos de emisiones a través del Programa Brasileño GHG Protocol, un crecimiento significativo respecto a años anteriores. Aun así, la mayoría de las empresas sigue en etapas iniciales, con metas declaradas pero baja integración operativa.
Esta brecha entre intención y ejecución revela un espacio importante para el liderazgo empresarial. Las compañías que conviertan conocimiento técnico en acción efectiva se adelantarán en eficiencia, innovación y reputación.
El carbono como nueva frontera de competitividad
El mercado de carbono dejó de ser un tema exclusivamente ambiental. Es un factor económico estratégico capaz de redefinir sectores, acelerar transformaciones y redirigir inversiones.
Con el SBCE, Brasil inicia un ciclo en el cual la eficiencia, la innovación y la reducción de emisiones se convierten en activos económicos. Las empresas que integren el carbono como parte central de su estrategia estarán mejor preparadas para la economía de bajas emisiones que ya está en marcha.
Sobre la autora
Laís Víctor es especialista en energías renovables y directora ejecutiva de alianzas, con 15 años de experiencia en el sector energético. Su trayectoria incluye desarrollo de negocios, estructuración de asociaciones estratégicas y apoyo a la inversión en proyectos de transición energética, con enfoque en la creación de ecosistemas sostenibles y en la innovación para el mercado global de renovables.
Créditos de carbono: Cómo el nuevo ciclo regulatorio abre oportunidades estratégicas para las empresas en Brasil









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