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Hidrógeno Verde en Brasil: De la Promesa a la Realidad Económica e Industrial

Por Prof. Fernando Caneppele (Universidad de São Paulo) - Julio de 2025


Hidrogênio Verde no Brasil: Da Promessa à Realidade Econômica e Industrial
Hidrogênio Verde no Brasil: Da Promessa à Realidade Econômica e Industrial

Nos encontramos en un momento definitorio para la agenda energética e industrial de Brasil. En un escenario global marcado por la urgente búsqueda de seguridad energética y cadenas de suministro resilientes, la transición hacia fuentes limpias ha dejado de ser una cuestión exclusivamente ambiental para convertirse en un pilar de la geopolítica moderna.


Con la COP30 en Belém acercándose rápidamente, el mundo pone sus ojos en Brasil, no solo como guardián de biomas esenciales, sino como un potencial protagonista en la nueva economía descarbonizada. Esta coyuntura ejerce sobre Brasil una doble presión: la “presión externa”, derivada de la demanda internacional de descarbonización, y la “presión interna”, surgida de la necesidad de reindustrialización, innovación y seguridad energética.


En este contexto, ningún tema simboliza mejor nuestro potencial y desafíos que el hidrógeno verde (H2V). Durante años, se han destacado las ventajas comparativas de Brasil: una matriz eléctrica baja en carbono, abundancia de sol y viento, y una vasta extensión territorial. La promesa de transformar estos dones naturales en liderazgo global en producción de H2V alimentó memorandos de entendimiento y numerosos congresos. Hoy, la cuestión no es si Brasil puede liderar, sino cómo haremos la transición de la promesa a la realidad industrial y económica.


El H2V debe ser visto no como una simple commodity, sino como una “molécula plataforma”, la base para construir un ecosistema industrial sofisticado y nuevo. El tiempo de los estudios de potencial está dando paso a la urgencia de la ejecución. El éxito dependerá de un enfoque pragmático centrado en los desafíos de escala, costos, desarrollo de mercado, infraestructura y, fundamentalmente, en la creación de una cadena de valor competitiva.


El desafío de la escala y la competitividad de costos

La viabilidad del H2V es, ante todo, un juego de escala y un rompecabezas de costos. La métrica clave es el Costo Nivelado del Hidrógeno (LCOH), que incluye no solo el costo de la electricidad renovable, sino también la inversión de capital en electrolizadores (CAPEX), costos operativos y de mantenimiento (OPEX), y, fundamentalmente, el factor de capacidad de la planta. Aquí Brasil brilla con una doble ventaja competitiva: no solo el precio de nuestra energía renovable es bajo, sino que el factor de capacidad de nuestros parques eólicos, especialmente en el Nordeste, está entre los más altos del mundo. Esto permite que los costosos electrolizadores operen más horas al año, diluyendo su costo fijo en más kilogramos de hidrógeno producido.


No obstante, el CAPEX de los electrolizadores sigue siendo el principal obstáculo. La elección tecnológica – sea la más madura alcalina (ALK), la más flexible de membrana de intercambio protónico (PEM) o la emergente de óxido sólido (SOEC) – implica diferentes costos, eficiencias y dependencia de minerales críticos como platino e iridio. La cadena global de suministro de estos equipos está concentrada en China y Europa, lo que expone nuestro programa incipiente a riesgos de volatilidad de precios y cuellos de botella logísticos.


La sanción del Marco Legal del Hidrógeno (Ley n.º 14.948/2024) fue un paso vital, que proporciona seguridad jurídica para desbloquear decenas de miles de millones de reales en inversiones planeadas. El papel del BNDES ahora debe ir más allá del financiamiento directo, actuando como catalizador mediante mecanismos de financiamiento combinado (blended finance) y garantías para atraer capital privado nacional e internacional que aún duda ante los riesgos iniciales. 2025 se perfila como el año en que los primeros grandes proyectos en complejos portuarios como Pecém (CE) y Açu (RJ) finalmente pasarán a la decisión final de inversión.


Construyendo mercados: El pilar doméstico y la vitrina global

Una estrategia de mercado exitosa para el H2V debe ser dual, equilibrando las ambiciones de exportación con la creación de una demanda interna sólida y resiliente.

El mercado de exportación es la vitrina que atrae grandes inversiones.


La Unión Europea, bajo sus nuevas regulaciones estrictas, no está simplemente comprando hidrógeno; está adquiriendo “Combustibles Renovables de Origen No Biológico” (RFNBOs) que deben cumplir con criterios rigurosos de adicionalidad y correlación temporal y geográfica. Esto implica que nuestra producción debe estar acompañada de un robusto sistema de certificación para probar su credencial “verde”, un desafío burocrático y técnico en sí mismo.


La conversión de H2V en derivados más fáciles de transportar, como el amoníaco verde y el metanol verde, es la ruta más pragmática para este mercado, aunque agrega costos y pérdidas de eficiencia. En este escenario enfrentamos fuerte competencia de otros países con gran potencial, como Chile, Australia y naciones de Oriente Medio, lo que hace que la velocidad y competitividad sean cruciales.


Sin embargo, es el mercado interno el que funcionará como la verdadera ancla de nuestra industria de H2V. Anclar la producción en una demanda local predecible es cuestión de inteligencia estratégica, reduciendo la exposición a fluctuaciones cambiarias y geopolíticas.


El verdadero premio es usar el H2V para descarbonizar nuestra propia industria. Para el agro, que importa miles de millones de dólares en fertilizantes nitrogenados, la producción local de amoníaco verde es una política de seguridad alimentaria que reduce la exposición a la volatilidad del precio del gas natural. Para la siderurgia, el uso de H2V en el proceso de Reducción Directa de Hierro (DRI) puede generar “acero verde”, un producto de altísimo valor agregado con demanda creciente en el mercado global. El recientemente instituido Programa de Desarrollo del Hidrógeno de Baja Emisión de Carbono (PHBC), con sus incentivos fiscales, es la herramienta adecuada para estimular esta transición, haciendo también viables futuras aplicaciones en combustibles sintéticos para la aviación y el transporte marítimo.


La logística de una nueva energía

La molécula de hidrógeno es pequeña y energética, pero notoriamente difícil de almacenar y transportar. La infraestructura logística es quizás el talón de Aquiles de la economía del hidrógeno a escala continental. Transportar el H2V desde los polos de producción en el Nordeste hasta los centros industriales del Sudeste o los puertos de exportación requiere una reestructuración logística monumental.


La adaptación de la red de gasoductos existente enfrenta desafíos técnicos importantes, como la fragilización por hidrógeno, que vuelve quebradizas las tuberías de acero, y la necesidad de nuevas estaciones de compresión. La construcción de una nueva red de “hidrogenoductos” es la solución ideal a largo plazo, pero representa una inversión colosal y un tiempo de maduración de décadas.


Esto refuerza el argumento para un desarrollo inicial basado en “hubs” o “clusters”. Puertos como Pecém y Açu se posicionan no solo como puntos de embarque, sino como ecosistemas integrados donde la generación de energía renovable offshore, la producción de H2V, la síntesis de derivados como amoníaco y el consumo por industrias adyacentes (siderúrgicas, cementeras, químicas) ocurren en un radio geográfico limitado. Este modelo de co-localización minimiza la necesidad de transporte de larga distancia y crea economías de escala y alcance, optimizando toda la cadena de valor en un solo lugar. También deberán explorarse soluciones de almacenamiento geológico, como en cavernas de sal, para garantizar la estabilidad del suministro.


La cadena de valor: De commodity a soberanía tecnológica

El mayor riesgo para Brasil es conformarse con el papel neocolonial de mero exportador de una molécula verde, una commodity de bajo valor agregado. La lección dolorosamente aprendida con la industria de paneles solares, en la que nos convertimos en masivos usuarios de tecnología importada, no puede ni debe repetirse. La verdadera oportunidad estratégica, el núcleo de una política industrial para el siglo XXI, reside en el fortalecimiento de la cadena productiva del H2V.


Esto implica estimular activamente, con políticas claras y continuas, la fabricación local de sus componentes más nobles: electrolizadores, pilas de combustible, tanques de almacenamiento y sistemas de control.


El gobierno debe usar su poder de compra y programas de incentivo, como el PHBC, para exigir metas de contenido local y transferencia tecnológica, atrayendo fabricantes globales para producir aquí y, al mismo tiempo, capacitando a empresas brasileñas para competir. Dominar la tecnología no solo abarata el costo final de nuestro hidrógeno y nos aísla de choques externos, sino que genera empleos altamente cualificados y nos posiciona como exportadores de equipos y servicios de ingeniería.


Paralelamente, es imprescindible una movilización nacional para la formación de capital humano. Necesitamos una generación de ingenieros, químicos, técnicos y especialistas en seguridad que estén “listos para el hidrógeno”, un esfuerzo que exige colaboración sin precedentes entre industria, gobierno e instituciones educativas y de investigación.


Conclusión

Brasil a mediados de 2025 se encuentra al umbral de una nueva era energética e industrial. Las bases cruciales están sentadas: tenemos un marco regulatorio, proyectos de escala financiados y una estrategia de mercado definida.


El momento ahora es de ejecución implacable, coordinación y visión a largo plazo. Transformar el potencial del hidrógeno verde en una realidad industrial y económica es el imperativo de nuestro tiempo, una oportunidad única para reindustrializar el país sobre bases sostenibles y asegurar un protagonismo duradero en la nueva geopolítica energética.


El camino es complejo, lleno de desafíos técnicos y financieros. Sin embargo, la inercia sería un error histórico de proporciones inconmensurables. Construir este futuro requiere consenso nacional y una determinación inquebrantable para finalmente convertir nuestro potencial en prosperidad e influencia.


Por Prof. Fernando Caneppele (Universidad de São Paulo) - Julio de 2025


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